Después de rasurarme y lavarme la cara, cepille mis dientes. Aseo normal, no de todos los días, pero si algo necesario - bueno hasta cierto punto - para poder ir al trabajo. Hace seis meses trabajo poniéndole el precio a los productos en el Centro Comercial, en un local: "Súper-basurero". Es de esperar que en el lugar vendan basureros, así es.
Miércoles por la mañana, seis treinta y el autobús no ha pasado. Hoy cumplo un mes de encontrarme en esta patética situación. Seis treinta y dos, el autobús aún no ha pasado. Sentirse el hombre más feliz del mundo, abrir los ojos y estar feliz de existir, salir a la calle y respirar profundamente, nunca he sido de esos y hoy tampoco fue la excepción. Todos los días me levanto pensando en como el mundo cada día se va más para la mierda, como nos matamos y nos condenamos solos en esta isla que vivimos. Mientras camino a la parada del bus noto que no vivo en un barrio malo, pero estoy consciente de cómo esta la ciudad infestada de pobres diablos, de cómo la vida los ha condenado, diría yo que son inocentes. Seis treinta y cuatro, el bus da la vuelta en la esquina. Han pasado más de mil pensamientos en mi cabeza del por qué no llegaba a tiempo – seis treinta – como todos los días.
Desde que el chofer se quedó dormido, porque su despertador se averió a las tres cuarenta y cinco cuando de pura casualidad hubo un pequeño fallo en la electricidad; pudo haber sido culpa también de su compañero (siempre hablando del despertador) que desconectó lo que no tuvo y conectó el televisor; pudo haber sido simplemente que su reloj se encuentra atrás en el tiempo, creando su propio tiempo cuatro minutos atrasado, pero aún así sigue siendo su tiempo.
Después de esos breves pensamientos, fugaces y sin sentido, saqué las monedas para el pase y subí de primero, al pagar mire a los ojos al chofer, efectivamente se había levantado apurado, no tuvo ni tiempo de lavar su cara, aspecto desbaratado…
Me intriga siempre que me montó a un bus la misma pregunta: ¿de qué lado dará el sol? Siempre hago lo mismo con mi mano (se estira la mano en posición horizontal en un lugar donde de el sol y se estiran los dedos señalando la postura que ira a tomar el bus en el transcurso del camino) Está vez iban a caer los rayos del lado derecho.
Bordes, intrigas, un sueño, un deseo…estoy harto.
Por Fernando Bermúdez Kuminev.
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