Hacia dónde y cómo

Hacia dónde y cómo

lunes, 13 de diciembre de 2010


Al estar recostado sobre mi cama desnudo,
con la leve luz de mi lámpara,
sintiendo un pequeño escalofrío al tocar mis pies
-uno frío y otro un poco caliente-, no
puedo evitar el recuerdo de ver su cuerpo
tendido y desnudo sobre la misma cama,
con la misma luz tenue, las sombras, sus ojos
y su cabello cubriendo mi almohada.
Sí, es cierto, puede que la extrañe hoy
más que antes y también puede que sea cierto
que necesite -no su cuerpo, sino...-, que precise
su voz, su sonrisa, un silencio para poder romperlo
con alguna idea que pase por mi cabeza, volver a
sentir que existe algo, que las cosas son...
aunque no sepa bien que.

lunes, 13 de septiembre de 2010

O...


Condicionado entre 5 paredes,
ojalá toda la situación entre la angustia - de pensar en ella-,
mis ideas, las fotografías que aún conservo,
los rollos y las cámaras fotográficas en el estante
fuese sencilla y pasajera,
que me fuese indiferente.
Todos los días me levanto a las 5:50 a.m y
en la noche como un chocolate después de comer,
ojalá los chocolates fueran más grandes y así duraran más.
A veces me siento aferrado a ideas, delirios,
dibujos, colores...a veces siento que mi vida se ha llenado
de cosas, pero me siento en el vacío.
Entre los objetivos de la pared y mi abuelo,
entre un mañana mejor y la terrorífica realidad del mundo actual,
mirando por la ventana y sentándome en el balcón a fumar,
derivo entre sueños, entre canciones e imágenes que voy creando,
analizando, desarmando y volviendo a armar,
pero qué es lo que en realidad voy a realizar -eso-,
es lo que me pone a pensar, fumar, soñar, mirar, escribir,
aferrarme, comer chocolates, levantarme a las 5:50, no lograr
que las personas, las situaciones y las fotos me sean indiferentes.

Fernando Bermúdez Kuminev

domingo, 27 de junio de 2010

HOY


Hoy era uno de esos días que desde que me levanté tenía ganas de estar enamorado,
tenía ganas de sentarme a escribir poemas y de empezar a dibujar de nuevo,
se me llenaban los oídos con melodías y todo lo que me rodeaba tenía unos colores tan hermosos. Hoy era uno de esos días en los que uno siente en el aire los olores de todos los momentos
felices en la vida, que uno percibe hasta con las pestaña
Hoy era uno de esos días donde todo se siente como la primera vez,
como el primer beso,
como el primer rayo de sol sobre la piel,
como la primer risa...pero y ¿cómo se sintió todo eso?

Por Fernando Bermúdez Kuminev

martes, 13 de abril de 2010

Vai en 88



¡Bah!
Es cierto
puede que me haya enamorado
de la misma mujer como tantas veces,
pero es algo incontrolable...
La noche se había teñido,
estaba todo de colores brillantes,
música y baile,
cervezas, tragos, cigarrillos y
debo confesar, ella era una situación
a parte.
Los momentos se habían ido del tiempo,
ni siquiera la había terminado de conocer
cuando sentía amor y ganas de olvidarla
a la misma vez.
Odiaba cuando de repente se sentaba a
mi lado y al no estar preparado mi mente
quedaba en blanco viendo sus ojos,
recordando como era que me llamaba -yo- y transportando
ese instante perdido en el espacio,
al metro de Berlín a las 5:07 a.m o llevando
toda la situación de la cerveza, los cigarros, el baile
ella y hasta el mismo 88 de la entrada a un lugar
apartado al final de Creta, llamado Vai.
¿Otra vez estoy empezando a viajar?

Por Fernando Bermúdez Kuminev

miércoles, 24 de marzo de 2010

A destiempo


Tomé una librete y escribí cosas sin pensar,
fluí entre un café y otro,
cuando me di cuenta estaba sentado frente a
La Soledad fumándome la "chinga" del cigarrillo,
me había extraviado entre ese San José que
conocía como mi mano...pero ¿cómo?
Pensaba en viajes al fin del mundo,
pensaba -aún- en ella de cierta forma y todavía
me quitaba de la parte de atrás de mi mente
fotografías que habían quedado colgadas como
recuerdos.
Me encontraba esperando una primavera que no
iba a venir, esperaba el florecer de los árboles y por
el contrario se caían las hojas,
ya esta vez no estaba lejos...estaba aquí.

viernes, 1 de enero de 2010

1 de enero


Las calles solitarias,
donde solo deambulan
unas cuantas almas
a las tres cuarenta
de la tarde.
Me voy consumiendo
entre suspiros y cigarrillos,
extraviando recuerdos
como si fueran gotas
de lluvia cayendo
en el mar Egeo.
El café amargo,
el cigarrillo de vainilla y mis
dedos, índice y anular
un poco amarillos.
Tinta azul como el cielo
antes de amanecer,
24 grados y las manchas en el suelo,
las manchas en los adoquines
de las callecillas estrechas
de la ciudad solitaria.
Los edificios destruidos por
el tiempo, perdidos en
un espacio moderno,
desencajando como el escrito.

Por Fernando Bermúdez Kuminev.

Emociones

Las emociones que invaden mi espíritu son cada día más grandes y fuertes, me siento poseído por el placer, me siento atraído por el vicio, deshecho por el amor y vuelto a la vida por la libertad de haber podido escoger ese camino por el que voy hoy…
El mundo que creíamos ver no es ni la mitad de hermoso que ese universo que se esconde en nuestras miradas, en nuestras mentes. Ese animal que se esconde en nosotros, solo escapa cuando al fin dejamos las apariencias, dejamos a terceros por fuera y solo así podemos sentir, vivir como en verdad deberíamos. En realidad sentiríamos la realidad si nos dejáramos caer por una sola vez, cree en esos sueños, en esas ilusiones y en ese momento romperíamos el cristal y la realidad sería una vez más debajo del mar, la Luna sin explotar nos quemaría y arderíamos en fragmentos que al tocar el aire se hacen uno, convirtiéndonos en estrellas fugaces que atraviesan el cosmos.