Hacia dónde y cómo

Hacia dónde y cómo

lunes, 9 de enero de 2012

Montezuma


Me había dado cuenta de que el salto hacia la
catarata fue verdaderamente alto 1 segundo
antes de...¿caer?

Ahí, justo ahí,
en ese momento me había dado por completo al ser,
quería retomar el sentimiento,
retomar aquel enamoramiento tan cruel y exquisito
para mi mente.
Recordar las calles de Sofía abandonadas a las
4:30 de la madrugada con una botella de ginebra
en la mano y unos cuantos cigarrillos sueltos
en el bolsillo...eran tiempos que se extraviaron
en algún momento y se encontraron en un mismo espacio.

Al estar 3 metros bajo el agua y sintiendo un bombardeo
de adrenalina en mi pies, siento el momento y dejo
todo el agua aparte y me aíslo.

Escapé una vez más.


Por Fernando Bermúdez Kuminev
Foto: algún amigo la tomo en playa Avellanas

domingo, 8 de enero de 2012

En enero nadie es sincero

La conocía de antes,
su cabello negro y sus labios pequeños,
sus dedos largos y nudillos marcados...
como quería que me durmiera acarieciándome
el cabello.
En enero ya nadie era sincero,
todo había cambiado tanto,
el tiempo se había escurrido entre un lugar y otro,
se nos había deshecho por completo el hilo
que en algún momento nos mantenía..¿unidos?
Mientras se escondía la luna en el mar y me tomaba
el último trago de la botella de ginebra, sentía
el mar erizar mis pies...quería pegar otra vez
las fotos en la pared.

Por Fernando Bermúdez Kuminev

Emociones

Las emociones que invaden mi espíritu son cada día más grandes y fuertes, me siento poseído por el placer, me siento atraído por el vicio, deshecho por el amor y vuelto a la vida por la libertad de haber podido escoger ese camino por el que voy hoy…
El mundo que creíamos ver no es ni la mitad de hermoso que ese universo que se esconde en nuestras miradas, en nuestras mentes. Ese animal que se esconde en nosotros, solo escapa cuando al fin dejamos las apariencias, dejamos a terceros por fuera y solo así podemos sentir, vivir como en verdad deberíamos. En realidad sentiríamos la realidad si nos dejáramos caer por una sola vez, cree en esos sueños, en esas ilusiones y en ese momento romperíamos el cristal y la realidad sería una vez más debajo del mar, la Luna sin explotar nos quemaría y arderíamos en fragmentos que al tocar el aire se hacen uno, convirtiéndonos en estrellas fugaces que atraviesan el cosmos.