Hacia dónde y cómo

Hacia dónde y cómo

lunes, 14 de diciembre de 2009

El té de las 10


"Ella arregla la cama para dos.
Yo termino mi cigarrillo en un café
de la calle Neofit Rilski.
Ella se sienta en el balcón a tomar el té
y a pensar.
Yo tomo el autobus mientras el reloj marca
las 23.
Ella se peina frente al espejo y luego
pone la mesa para dos.
Yo bajo en la última parada y camino
hacia el apartamento.
Ella se sienta en el loby a esperar.
Yo abro la puerta del apartamento
y una vez más no hay nadie que me espere,
nadie ha puesto la mesa,
me siento en la cama, me dejo caer y prendo
un cigarrillo.
El abre la puerta y ella salta a sus brazos,
se sientan a comer mirándose a los ojos,
han detenido el tiempo,
al igual que todas las noches.
Yo aun sigo pensando...
y si no me hubiera marchado,
aun ella me esperaría cada noche
para sentarnos a comer y detener
el tiempo..."


Por Fernando Bermúdez Kuminev.

Uno


Mostrame el cuerpo,
deja que caigamos el uno sobre el otro,
que nos hagamos uno,
uno que arde apasionado,
uno que se consume en la exitación y
pierde el control,
uno que se empapa en sudor,
uno en el roce con las sabanas.
¡Uno! porque si fuéramos dos,
seríamos demasiado para esta cama,
para esta habitación,
para nosotros,
para el amor...


Por Fernando Bermúdez Kuminev

"Eran las 4 menos 4 minutos,
hermosos los bulevares, la feria,
los cigarrillos y sus ojos negros...
Ella se movia tan apresurada con su falda escocesa
y una sueter amarilla,
quería tomarla de la mano,
quería besarla mientras llovía,
todo por aquellos eternos minutos
que aun quedaban para que se acabara
la hora, nuestra hora,
la que era suya y mía,
como aquél cigarrillo, el café y
aquellas gotas de lluvia que nos mojaba,
que empapaba nuestros cabellos,
nuestras caras y nuestra ropa.
Si tan solo nos conocieramos,
si nos hubieramos topado en la misma acera,
pero no...nos separa aquél inmenso vacio,
aquella calle adoquinada, aquellos autos...
Si existiera la posibilidad de que el amor exista
y de que uno se enamore...."

Por Fernando Bermúdez Kuminev

martes, 1 de diciembre de 2009

Sin palabras



Se había acabado la noche, pero lo admito más de una vez intente asesinar su vida con un cigarrillo. La luna estaba en esa constante batalla con las nubes, al final ganó el sol...pero para mi las estrellas cerraron la función. La vida se va pareciendo cada vez a un sueño infinito, llena de fantasías, llena de momentos que simplemente solo en los sueños viviría, desde las más aterradoras pesadillas, hasta esos momentos a miles de kilómetros de cualquier conocido, simplemente con ese aire de libertad...fue ahí cuando empecé a percibir la libertad no solo en su ausencia, sino en su presencia, empecé.
Ahora es tarde o temprano, no sé, pero quería decirlo.
Final.
¿Qué tal?

Por Fernando Bermúdez Kuminev.

Emociones

Las emociones que invaden mi espíritu son cada día más grandes y fuertes, me siento poseído por el placer, me siento atraído por el vicio, deshecho por el amor y vuelto a la vida por la libertad de haber podido escoger ese camino por el que voy hoy…
El mundo que creíamos ver no es ni la mitad de hermoso que ese universo que se esconde en nuestras miradas, en nuestras mentes. Ese animal que se esconde en nosotros, solo escapa cuando al fin dejamos las apariencias, dejamos a terceros por fuera y solo así podemos sentir, vivir como en verdad deberíamos. En realidad sentiríamos la realidad si nos dejáramos caer por una sola vez, cree en esos sueños, en esas ilusiones y en ese momento romperíamos el cristal y la realidad sería una vez más debajo del mar, la Luna sin explotar nos quemaría y arderíamos en fragmentos que al tocar el aire se hacen uno, convirtiéndonos en estrellas fugaces que atraviesan el cosmos.