Hacia dónde y cómo

Hacia dónde y cómo

domingo, 31 de julio de 2011

Día 1


Llevaba en Managua menos de 24 horas, el calor era tolerable, pero en definitiva no podía dejar de pensar en la conversación que habíamos tenido con Jorge y Yader la noche anterior en un bar cerca de la "Zona Rosa" -en algo que asemeja un centro, en una Managua perdida-, me había dejado pasmado, no podía creer (o tal vez no quería, y era así de simple) que el mundo estuviera tan jodido, la revolución y el socialismo eran una simple idea que quedaba en el imaginario de las personas, las guerrillas han despedazado por completo la ciudad. Creo que me he enamorado una vez más de la causa y de Andrea.

jueves, 28 de abril de 2011

Plantulas


Hoy me fui a dormir con el cielo sin estrellas, pero con Luna, ¿que raro verdad, serán todos esos gases extraños que sueltan las máquinas?, me gustaría tanto poder a veces ver las cosas como las ven las plantas, poder hablar y entender como una, la que sea...Los árboles imagínese la cantidad de cosas que pueden vivir -con solo ya vivir en otro tiempo, vivir tantos tiempos a la vez...-, la cantidad de estrellas que han contado, la cantidad de historias y risas que pudieron haber escuchado y AÚN mejor la cantidad de estrellas fugaces.
Pero claro las plantas seguro que no le van a prestar atención a esas cosas, tal vez ellas ven lo que nosotros no podemos (hay una frase de un libro muy muy famoso, es el segundo libro con más traducciones, que habla de algo parecido), o tal vez ellas ven la luz diferente, la luz de las cosas...eso que solo el corazón ve....
Yo creo que cuando uno puede ver eso en alguien o en algo, la vida cambia. Ahora imagínese la vida de una planta, cambia todo el tiempo, renace, se desvanece en un éxtasis constante al descubrir a cada instante bellezas más y más indescriptibles -cuerpos de luz-, pero tan maravillosamente exquisitas y caóticas...

Lo más seguro es que las plantas no piensen nada de lo que pensé y describí en este conjunto de signos gráficos (letras) -¡que mal!, poner eso entre paréntesis me sacó de quicio-, puede que lo que ellas sientan, uno no lo vaya a sentir hasta convertirse en una de ellas, y ese es tal vez el asunto más complicado -trillado, dicen también por ahí-, que MUY probablemente vamos a terminar siendo una DE ELLAS.

Haber escrito esto fue un evento totalmente inevitable.

200. Cambio y fuera

jueves, 21 de abril de 2011

Itzamná

Era casi inevitable y además de eso, era sumamente contradictorio, pensar que era mentira que los dioses como Itzamná no vivián en los cielos, que bajaban era cierto, aquí en la tierra también somos hermosos, pero en definitiva y no existe discusión alguna, el vivir en esa cámara llena de estrellas, poder tocar las nubes, poder ver los dos mares el blanco y el azul, esfumarce el uno en el otro -o tal vez al revés-, poder estar en el limbo donde el cielo y el océano se hacen uno solo, presenciar como la unificación más esplendorosa y sutil de lo que es nuestro planeta sucede frente a sus ojos, se crea un espacio infinito y el es parte de ello, no me hacen dudar en lo más mínimo de su existencia. Y pues claro, tampoco dudo de la mía. Compañeros ¿ustedes si dudan?
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martes, 15 de febrero de 2011

Saltando


Siempre había pensado que ese aroma nunca más lo iba a volver a sentir, era terrible y al mismo tiempo tan maravillosamente exquisito, sentir esa fragancia y sentir como el cuerpo y la mente se separan en un viaje a otro momento, a otra calle, a otro cuarto -el suyo-, dejar de estar ahí recostado en el espacio -cualquiera que fuese en ese instante- para estar en su cama viendo sus ojos y sintiendo que el mundo se ha arreglado en medio del caos, que ya nada sobraba y solo esa ginebra esperándonos junto al pequeño guaitil que habíamos sembrado la primavera del año pasado Eugenia lo llamaba "el pequeño príncipe azul"...


viernes, 14 de enero de 2011

Sin presente, sin tiempo.


Existía una situación desde hacía “meses” que daba vueltas en mi cabeza –ya no era ella-, que me hacía caminar en círculos y cuadrados por la noche, perderme en botellas de ginebra, vino, cervezas y a veces algo más. Los cigarrillos eran amigos infalibles, como el reloj rojo y el mismo cassette. Pero todo eso era cuestionable, todo era puramente refutable…no existía ningún motivo real del por qué estar entre todo aquello y encontrarse tan perdido, cuando en realidad, no era más que yo frente a un espejo en un bar del centro, la verdadera situación fue haber perdido el hilo de la conversación mientras tomaba el café por la tarde con Margarita, fue un momento y un espacio aislado. Haber golpeado el lado izquierdo de mi cara contra el piso –o en realidad pudo haber sido mi almohada esa misma noche-, haber escuchado el reloj antes de que sonara y abrir los ojos -esos 5 segundos antes de que sonara el reloj- en la oscuridad.
Los momentos y el tiempo después de haber viajado durante una semana, se habían delimitado en simplemente dos hechos: ver como el cielo se prendía en fuego con cada atardecer para luego dejar nada más que cenizas y restos de objetos brillantes en el cielo –las estrellas-, y sentir el frío en los pies justo antes del amanecer…era así como podía saber que un día más había pasado, que el tiempo pasaba.
Ya recordar las tardes de cafés en aquella esquina con Daniel y Allan era como viajar en el tiempo, perderse en un delirio, era simplemente pasar una película vieja ante mis ojos, pensar en ese tiempo y verlo como un hecho es como sentirse más viejo el día después del cumpleaños…

Quería que esa canción durara por siempre, que esa noche y esos besos hicieran lo mismo, que el olor de la parte de atrás de su cuello nunca se fuera, me estaba perdiendo en un delirio una vez más.

Emociones

Las emociones que invaden mi espíritu son cada día más grandes y fuertes, me siento poseído por el placer, me siento atraído por el vicio, deshecho por el amor y vuelto a la vida por la libertad de haber podido escoger ese camino por el que voy hoy…
El mundo que creíamos ver no es ni la mitad de hermoso que ese universo que se esconde en nuestras miradas, en nuestras mentes. Ese animal que se esconde en nosotros, solo escapa cuando al fin dejamos las apariencias, dejamos a terceros por fuera y solo así podemos sentir, vivir como en verdad deberíamos. En realidad sentiríamos la realidad si nos dejáramos caer por una sola vez, cree en esos sueños, en esas ilusiones y en ese momento romperíamos el cristal y la realidad sería una vez más debajo del mar, la Luna sin explotar nos quemaría y arderíamos en fragmentos que al tocar el aire se hacen uno, convirtiéndonos en estrellas fugaces que atraviesan el cosmos.