
Abro los ojos y un amalgama de pensamientos pasan frente a mi,
siento a veces que no soy el mismo de ayer,
hay algo extraño en mi...no sé, tal vez mis sueños.
Pero no todo está perdido, no todo está tan mal,
cuando veo a Sola caminar o siento su olor, el suelo se mueve
y mi corazón late cada vez más fuerte; su presencia me gusta,
hay algo en su mirada, en la suavidad de su piel o será
su pelo.
Sola camina desnuda en mis sueños y me llama, pero a la hora
de volver a ver ya ella no está, ya nadie está y solo, yo, muero
entre murmullos y me levantó de una pesadilla. Quisiera poder
evitar que esto pase, intentar salir corriendo y simular como si ese
no fuera mi destino, pero se muy bien que tarde o temprano
marchito junto al jardín moriré.
Por Fernando Bermúdez Kuminev.
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