
Hace un tiempo conocí a una muchacha, cuando nos vimos a los ojos no sabíamos
mucho el uno de otro; puede que a la semana nos conociéramos mejor y un poco
después viajamos a Venus, un viaje a ciegas del mundo, pero no
de las estrellas fugaces, ellas, sabían nuestro secreto, nuestro juego.
Hoy miro al espejo y mis ojos están perdidos, mi mirada se quedó en sus
pupilas, las fotografías pegadas en el techo del apartamento, los recuerdos y
cuadros pegados en la parte de atrás del corazón.
A veces tengo ganas de regresar el tiempo o no sé ideas más locas aún
como de jugar de nuevo aunque sea por un día...aunque sea solo por un día,
tal vez hasta viajar a la Hoja de Aire...
Por Fernando Bermúdez Kuminev
No hay comentarios.:
Publicar un comentario