Me había dado cuenta de que el salto hacia la
catarata fue verdaderamente alto 1 segundo
antes de...¿caer?
Ahí, justo ahí,
en ese momento me había dado por completo al ser,
quería retomar el sentimiento,
retomar aquel enamoramiento tan cruel y exquisito
para mi mente.
Recordar las calles de Sofía abandonadas a las
4:30 de la madrugada con una botella de ginebra
en la mano y unos cuantos cigarrillos sueltos
en el bolsillo...eran tiempos que se extraviaron
en algún momento y se encontraron en un mismo espacio.
Al estar 3 metros bajo el agua y sintiendo un bombardeo
de adrenalina en mi pies, siento el momento y dejo
todo el agua aparte y me aíslo.
Escapé una vez más.
Por Fernando Bermúdez Kuminev
Foto: algún amigo la tomo en playa Avellanas
Foto: algún amigo la tomo en playa Avellanas