Hacia dónde y cómo

Hacia dónde y cómo

miércoles, 24 de marzo de 2010

A destiempo


Tomé una librete y escribí cosas sin pensar,
fluí entre un café y otro,
cuando me di cuenta estaba sentado frente a
La Soledad fumándome la "chinga" del cigarrillo,
me había extraviado entre ese San José que
conocía como mi mano...pero ¿cómo?
Pensaba en viajes al fin del mundo,
pensaba -aún- en ella de cierta forma y todavía
me quitaba de la parte de atrás de mi mente
fotografías que habían quedado colgadas como
recuerdos.
Me encontraba esperando una primavera que no
iba a venir, esperaba el florecer de los árboles y por
el contrario se caían las hojas,
ya esta vez no estaba lejos...estaba aquí.

2 comentarios:

Adriana Naranjo dijo...

...hay un tiempo para todo, el indicado

sandri dijo...

jajajaja cuando lei esto me vino a la mente este poemita:

Carlos Guido y Spano

¡Allá van! son hojas sueltas
De un árbol escaso en fruto;
Humildísimo tributo
Que da al mundo un corazón.

Allá van, secas, revueltas
En confuso torbellino,
Sin aroma, sin destino,
A merced del aquilón.

Esas hojas los ensueños
De la vida simbolizan,
Cuando puros divinizan,
La ventura o el afán;

Son emblemas de risueños
Devaneos que en su aurora
La ilusión virgen colora,
¡Y que nunca ¡ay! volverán!

¡Hojas mustias y sombrías!
ya las ramas que adornaron,
Tristemente se doblaron;
El pampero sopló allí.

Las agrestes armonías
Que otro tiempo al aire dieron,
De la tarde se perdieron
En la bruma carmesí.

Allá van, sí, desprendidas
Por las ráfagas de otoño.
Sin que dejen ni un retoño
En su tránsito fugaz;

¡Pobres hojas esparcidas,
Por el viento arrebatadas,
de las vegas encantadas
A que dieron sombra y paz!

Emociones

Las emociones que invaden mi espíritu son cada día más grandes y fuertes, me siento poseído por el placer, me siento atraído por el vicio, deshecho por el amor y vuelto a la vida por la libertad de haber podido escoger ese camino por el que voy hoy…
El mundo que creíamos ver no es ni la mitad de hermoso que ese universo que se esconde en nuestras miradas, en nuestras mentes. Ese animal que se esconde en nosotros, solo escapa cuando al fin dejamos las apariencias, dejamos a terceros por fuera y solo así podemos sentir, vivir como en verdad deberíamos. En realidad sentiríamos la realidad si nos dejáramos caer por una sola vez, cree en esos sueños, en esas ilusiones y en ese momento romperíamos el cristal y la realidad sería una vez más debajo del mar, la Luna sin explotar nos quemaría y arderíamos en fragmentos que al tocar el aire se hacen uno, convirtiéndonos en estrellas fugaces que atraviesan el cosmos.