Mostrame el cuerpo,
deja que caigamos el uno sobre el otro,
que nos hagamos uno,
uno que arde apasionado,
uno que se consume en la exitación y
pierde el control,
uno que se empapa en sudor,
uno en el roce con las sabanas.
¡Uno! porque si fuéramos dos,
seríamos demasiado para esta cama,
para esta habitación,
para nosotros,
para el amor...
Por Fernando Bermúdez Kuminev
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