Hacia dónde y cómo

Hacia dónde y cómo

viernes, 22 de agosto de 2008


Mi escrito no tiene nombre y la situación se llama “`puntos suspensivos”.
La realidad desde este escritorio gira entorno a un destino lleno de incertidumbre, un pasado que no es tráfico, ni maravilloso es simplemente algo común; pensando en le presente, son las once, y hace una hora sentía el mundo sobre mis hombros, que me iba a derrumbar como cuando los niños –inocentes- despedazan un hormiguero.
Estoy confundido con respecto a los asuntos familiares, no sé que sucederá, ni tampoco que pasará por la mente de mis seres más queridos, creo que es cuestión de tiempo dejar que la tormenta pase y salga el sol.
La nostalgia me ha invadido de hace unos días, cada vez se acerca un “adiós”, que puede me deshaga y me haga llover en lágrimas. A veces pienso en mis amigos y nuestras experiencias, nuestros sueños, nuestros momentos, nuestros cafés y nuestros cigarrillos…como cala hondo en el corazón soñar ese adiós.
Mi conflicto interno: encontrar la paz.
Es tan sencillo, simplemente convencerse de que el mundo si uno lo quiere es felicidad y atreverse a ser un factor de cambio en todos los aspectos, es posible.
Quiero tener esperanzas, quiero pedir perdón, pero el viento se está llevando mis palabras…

Por Fernando Bermúdez Kuminev

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Emociones

Las emociones que invaden mi espíritu son cada día más grandes y fuertes, me siento poseído por el placer, me siento atraído por el vicio, deshecho por el amor y vuelto a la vida por la libertad de haber podido escoger ese camino por el que voy hoy…
El mundo que creíamos ver no es ni la mitad de hermoso que ese universo que se esconde en nuestras miradas, en nuestras mentes. Ese animal que se esconde en nosotros, solo escapa cuando al fin dejamos las apariencias, dejamos a terceros por fuera y solo así podemos sentir, vivir como en verdad deberíamos. En realidad sentiríamos la realidad si nos dejáramos caer por una sola vez, cree en esos sueños, en esas ilusiones y en ese momento romperíamos el cristal y la realidad sería una vez más debajo del mar, la Luna sin explotar nos quemaría y arderíamos en fragmentos que al tocar el aire se hacen uno, convirtiéndonos en estrellas fugaces que atraviesan el cosmos.