Arde mi mente
como el volcán
que estalla en la lejana montaña,
se me corrompe el cuerpo
y se venden productos
al por mayor en "Zona Roja".
Como es que hasta
en la misma
Calle de la Amargura
las putas y las drogas
bailan con Los Marcianos de dinero,
esos que vinieron a matar
y a podrir la sociedad entera.
Matanzas y robos,
como extraño a mi hermoso lugar,
en un infierno lleno de negro
se ha convertido lo que verde alguna vez fue.
Enfermedades y ciudades que se pudren
con el racismo y el genocidio
de la naturaleza,
la arrogancia junto a su compañera la ignorancia,
privados todos y todas de la verdad.
Así van y matan a la realidad.
Por Fernando Bermúdez Kuminev
Hacia dónde y cómo
martes, 12 de agosto de 2008
06
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Emociones
Las emociones que invaden mi espíritu son cada día más grandes y fuertes, me siento poseído por el placer, me siento atraído por el vicio, deshecho por el amor y vuelto a la vida por la libertad de haber podido escoger ese camino por el que voy hoy…
El mundo que creíamos ver no es ni la mitad de hermoso que ese universo que se esconde en nuestras miradas, en nuestras mentes. Ese animal que se esconde en nosotros, solo escapa cuando al fin dejamos las apariencias, dejamos a terceros por fuera y solo así podemos sentir, vivir como en verdad deberíamos. En realidad sentiríamos la realidad si nos dejáramos caer por una sola vez, cree en esos sueños, en esas ilusiones y en ese momento romperíamos el cristal y la realidad sería una vez más debajo del mar, la Luna sin explotar nos quemaría y arderíamos en fragmentos que al tocar el aire se hacen uno, convirtiéndonos en estrellas fugaces que atraviesan el cosmos.
El mundo que creíamos ver no es ni la mitad de hermoso que ese universo que se esconde en nuestras miradas, en nuestras mentes. Ese animal que se esconde en nosotros, solo escapa cuando al fin dejamos las apariencias, dejamos a terceros por fuera y solo así podemos sentir, vivir como en verdad deberíamos. En realidad sentiríamos la realidad si nos dejáramos caer por una sola vez, cree en esos sueños, en esas ilusiones y en ese momento romperíamos el cristal y la realidad sería una vez más debajo del mar, la Luna sin explotar nos quemaría y arderíamos en fragmentos que al tocar el aire se hacen uno, convirtiéndonos en estrellas fugaces que atraviesan el cosmos.
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