
Hoy desperté, abrí los ojos el día casi igual que ayer con sueño y con un poco de sol que entraba por la ventana pero que día. Al fin un despertar y no solo cuatro paredes es lo que veo, mi cama ya no estaba contra una pared estaba contra la esquina y me dejaba correr, me dejaba ponerme de pie y no poner ni el pie izquierdo ni el derecho primero, simplemente los dos al mismo tiempo, un placer indescriptible, para los que aprecian esos detalles en la vida.
Puede que el cielo no este despejado y el sol no dé su máximo esplendor, pero no lo necesito con esta vista al mundo desde mi esquina hacia el campo.
Escrito por Fernando Bermúdez Kuminev
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