Hacia dónde y cómo

Hacia dónde y cómo

sábado, 19 de enero de 2008

Enamoramientos de sentimientos y musas.

En estos momentos quiero estar junto a ella, siento que la necesito, que necesito a alguien que me llame, alguien a quien llamar, dar un beso con pasión y dar uno de esos abrazos que duran y uno siente que el tiempo se detiene…
Pero no es la soledad lo que me frustra, es más bien el deseo negado, siento esperanzas pero las pierdo en segundos, tantas cosas se me vienen a la mente cosas bonitas y luego uno despierta. Siento que vivo y muero al instante, vuelve el frío, de esos fríos que uno pierde la sensibilidad de hasta el último pelo.
Cuando uno pasa el frío, uno cae en la cuenta que se enamoró del amor y no de una mujer, uno se da cuenta de que fue el sentimiento el que lo hacía volar y no la mujer de la que uno creía haberse enamorado.
Los problemas llegan cuando uno conoce a la mujer que le quito le frío y con el el primer beso, sintió que esta vez sí era diferente, que esta vez si era de ella de quién esta uno enamorado. Y de un momento a otro ella ya no esta, ya no hay llamadas y todo pasa por un mundo que se impone, por condiciones que hacen distancias cada vez más grandes, ahí es cuando uno cae y deja por momentos de ver luces de esperanza, a ratos vienen, a ratos se van y de eso se tratan los días, de seguir buscando y esperando salir, de terminar los días de caminar por la calle y no sentir frío bajo el sol sino calor, oír bulla en la calle y no silencio.

Por Fernando Bermúdez Kuminev.

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Emociones

Las emociones que invaden mi espíritu son cada día más grandes y fuertes, me siento poseído por el placer, me siento atraído por el vicio, deshecho por el amor y vuelto a la vida por la libertad de haber podido escoger ese camino por el que voy hoy…
El mundo que creíamos ver no es ni la mitad de hermoso que ese universo que se esconde en nuestras miradas, en nuestras mentes. Ese animal que se esconde en nosotros, solo escapa cuando al fin dejamos las apariencias, dejamos a terceros por fuera y solo así podemos sentir, vivir como en verdad deberíamos. En realidad sentiríamos la realidad si nos dejáramos caer por una sola vez, cree en esos sueños, en esas ilusiones y en ese momento romperíamos el cristal y la realidad sería una vez más debajo del mar, la Luna sin explotar nos quemaría y arderíamos en fragmentos que al tocar el aire se hacen uno, convirtiéndonos en estrellas fugaces que atraviesan el cosmos.